La familia de Esmeralda Castillo continúa su búsqueda por sus propios medios, en un contexto marcado por la impunidad y el abandono institucional que han convertido la desaparición forzada en una herida abierta para México.

En una región donde las desapariciones y feminicidios son una realidad constante, su padre y distintos colectivos recorren el Valle de Juárez, un lugar frecuentemente utilizado para ocultar restos humanos. José Luis, el padre de Esmeralda, describe con crudeza esta realidad: “Aquí vienen y los tiran así no más, al aire libre”.

Su hermana Julieta ha recibido amenazas reiteradas por seguir buscando justicia: “Me llaman para decirme que me van a matar, que me van a descuartizar... En 2021 dejaron un muñeco con forma humana en mi casa y un cartel que decía que así acabaríamos si seguimos buscando”.

El proceso es agotador. A pesar de encontrar prendas y objetos que podrían pertenecer a personas desaparecidas, la Fiscalía no colabora y las familias deben financiar las búsquedas. José Luis denuncia además que las autoridades intentan intimidarlos: “Nos amenazan a diario, las llamadas salen del propio gobierno”.